jueves, 9 de junio de 2011

Cuento de Amor...::: Vivo en el Recuerdo :::...

Anabella era una chica muy tímida que le gustaba mucho estudiar, estudiaba en la Universidad Los Ángeles en donde conoció a Gabriel quien era uno de los mejores de la clase, ella soñaba constantemente con el y con ese amor que tenia guardado para él. Una tarde cuando ella estudiaba sobre una banca él se acerco a ella y le toma la mano y mirándola a los ojos le confeso su amor y en ese instante nació la mas grande unión entre los dos, el tiempo paso y el amor entre ellos creció y creció pues parecía que nada ni nadie los separaría pero una mañana algo trágico sucedió entre ellos, ambos paseaban por la plaza mayor luego que salieran de un restaurante pero Anabella olvido su cartera y quiso regresar por ella, pero Gabriel le dijo:

- Descuida mi amor yo voy por ella, y le dio un beso como presagiando algo ella lo llamo el volteo pero nada le dijo así que continuo.

Luego todo se nublo un despistado conductor ebrio de alcohol no lo vio y lo arrollo matándolo en el acto, Anabella vio el cuerpo tendido de su amado ya sin vida sin poder decirle tantas cosas sin poderle decir por ultima vez te amo…

Luego de que se llevaran el cuerpo a una morgue ella regreso a su lúgubre habitación ahora ya sabiendo que su amado no estaría con ella así que tomo una decisión, Anabella podía sentir como las lágrimas caían por sus mejillas, al mismo tiempo en que sentía el frío cuchillo entre sus manos...No sabía si debía acortar su vida hasta antes del accidente, o si debía afrontar el dolor de ya no tener a la persona a quién más amaba a su lado. “¿Por qué?”, pensaba, justo cuando se había formado la mas grande y sublime relación de amor...Sas...Se fue para no volver más...

Francamente, después de ese accidente ya no encontraba razón alguna por la cual vivir, pero pensó en su familia “¿Cómo podría ser tan egoísta? ¿Dejar este mundo así nada más?”
Anabella escuchó que su madre la llamaba, le decía que debía irse a la cama, ya era tarde. Esa noche, no pudo dormir ni un poco, ese día fue el velatorio, mañana sería el funeral. “Me quiero morir, morirme para estar con él...No soltarme de sus brazos, sentir sus labios contra los míos en el cielo, jamás, jamás volveré a amar a alguien como lo amo a él...”
A la mañana siguiente Anabella bajó a sentarse a la mesa, no desayunaría nada, pues no sentía ánimos ni para alimentarse. Su madre le dijo que mejor se cambiara la ropa, si pensaba usar esa para el funeral, pues estaba usando un vestido hermoso de un color muy vivo, mientras que todos allí estarían vestidos de negro. Anabella se negó, armó un escándalo, ni loca se quitará ese vestido, pues Gabriel, su amada muerto, una vez le dijo...Que se veía muy linda con ese vestido....Por ningún motivo se despediría de él para siempre con otra ropa que no fuera esa.
- Anabella...A ti te tocará despedirlo, frente a todos los invitados al funeral, que seguramente estarán vestidos de negro, o colores más apagados, vas a desentonar mucho, y más de alguno, pensará que eres una maleducada.
- No me interesa. Pueden pensar lo que se les ocurra, por mi pueden irse a la punta del cerro.
En el funeral Anabella se hacía la fuerte, no derramando ninguna lágrima, mas por dentro estaba desgarrada, cuando le tocó despedir a Gabriel, no aguantó más y, aunque sin hacer ningún sonido, además de lo que leía, empezó a llorar un poco. El había sido su único amigo siempre, mientras leía, no prestaba atención a lo que leía, en su cabeza pensaba que hubiera sido mejor que ella regresara con él a traer aquel bolso, quizá habrían tenido tiempo de disfrutar un poco mas aquel amor...

¿Pero que podía hacer en ese momento? Retroceder el tiempo era imposible...
Solo podía resignarse.
- Y así nos despedimos para siempre de nuestro querido Gabriel, amigo fiel, alegre y sincero...Pero nos contentamos con la idea de que ahora...Está en un lugar mejor.
No lo soportaba más...No podía ni mirar como le ponían la tapa al ataúd, su alma se quebraba en pedazos...Sentía que más de la mitad de su corazón se iba para siempre junto al cuerpo de Gabriel. “Esto nunca lo podrá borrar el tiempo...Mi corazón no estará tranquilo...Hasta recuperar a mi Gabriel...”
Todo se terminó definitivamente para su amado...El ataúd iba a ser enterrado...Anabella sintió un impulso incontrolable de ir a abrazar el ataúd y gritar desesperada, como si eso pudiera impedir que la muerte se lo llevara para siempre. “¡¡NO!!...¡¡No se lo lleven por favor!!...Aun lo necesito... ¡Por favor!” gritó, como pudieron dos hombres lograron desamarrarla del ataúd, cayendo ella al suelo sin poder aguantar su desdichado llanto. El ataúd fue enterrado. Y ahora ella sabía que esta no era la peor pesadilla de su vida...Ahora se había dado cuenta de las proporciones del asunto. Que de verdad...Nunca más lo volvería a ver...
Varias horas después del entierro Anabella seguía en el cementerio, se arrepentía de no haberse suicidado ayer. Volvió a llorar, cuando una lágrima cayó al suelo, en ese instante Anabella se dio cuenta de que ya no estaba en el cementerio, estaba en algún lugar, sin suelo, sin cielo, sin paredes, sin nada, ella era lo único allí, o eso pensaba, hasta que escuchó una voz, que pensó no volvería a escuchar.
- ¿¡¡Gabriel!!? Dios mío, me estoy volviendo loca...- Dijo y lo abrazó con todas sus fuerzas-
- No, ¿Sabes donde estamos?
- No tengo idea...Y no me interesa.
- Siempre has sido muy caprichosa.
- Pero...Tú...Tú estabas muerto.
- Y aún lo estoy.
- ¿Acaso yo también?
- No.
- ¿Y entonces? ¿Qué sucede?
- Yo quería hablarte. Quería decirte, que en el cielo...Mis sentimientos por ti aun viven, que nunca, jamás se perderán. Que te amo, como en mi vida he amado a alguien. Que aquí tienes a un ángel que te cuida siempre, y también me tienes a mí. Que si vivo en tus recuerdos...Vivo en todo. Que no necesito mi cuerpo para estar vivo. Mientras tú no me olvides, yo no moriré nunca. ¿Me entiendes?
Anabella ya no podía más, si seguía llorando sus ojos se iban a secar, pero ya no eran lágrimas de tristeza, su corazón latía a una velocidad impresionante, y ya no sentía rencor contra el auto que acabó con su sueño, pues este había nacido de nuevo...

Entonces ambos suponiendo que les quedaba poco tiempo juntos...Se dieron un beso...Un beso de despedida, pero ambos sabían que esta despedida era solo un “Hasta luego”...La vida humana...Es muy corta, se pasa tan rápido, lo único que Anabella debía hacer era ser la mejor persona que pudiera...Para reunirse con su amado, que no estaba vivo...Pero, para ella tampoco estaba muerto.

Anabella regresó otra vez a la realidad, e hizo algo, que pensó que no podría volver a hacer más...Sonreír...

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